El blog de Carol Camacho

 Las adicciones están en todas partes, con tipologías difereentes y rasgos enfermizos con caracterizaciones diversas. Todavía no me he vuelto adicta a nada lo confieso, eso no quiere decir que  no esté expuesta a cualquien sintomatología de las variadas que sucumben este siglo 21. La palabra adicción proviene del Latín addictus que significa apegado o adherido a algo, siempre inserto la definición desde el punto de vista etimológico, por cuánto, las raíces griegas o latinas son asertivas cuando queremos entender con simpleza un concepto ( y es una adicción personal adherida gracias a mi querido y recordado prof. de Filosofía Castañeda) a quien le debo esta pequeña adicción filológica. Hoy el mundo se mueve, desarrolla y paraliza gracias a las tecnologías modernas. No podemos dudar y no me lo permito, convertirme en detractora de la inserción tecnológica en nuestras vidas por cuánto me convertiría en una voz solitaria en una isla SIN AGUA.  No por ello dejo de cegarme con la preocupante adiición cibernética de nuestros días, de las 24 horas del día, 8 para dormir (aquellos que duermen completo) 12 asignadas al trabajo-éstas horas PERMEADAS TRANSVERSALMENTE POR LA TECNOLOGÍA,  nos quedan 8 horas para dedicarlos al sano OCIO y buen descanso mental, pregunto cuántas horas estamos pegados a las tecnologías excepto si no es una condición de trabajo? Seamos honestos, cuántas horas ?. No me considero fóbica a las tecnologías de hecho las utilizo medianamente, pero me preocupa la alta incidencia horaria de los sujetos a esos aparaticos tecnológicos, el sujeto cibernético asume características de autismo y me perdonan los autistas si los ofendo, muchos se aislan tan en demasía que olvidan que un sujeto que está a su lado les habla, he sido testigo de cosas inauditas e imperdonables: un jóven que va cargando un ataud en su hombro y con su mano CLIQUEA en su blackberry pobre difunto qué descortesía, me he montado con algunos taxistas que miran más hacia abajo tecleando su móvil que mirando su carretera hasta el colmo de tener que decirle Sr. si quiere manejo yo...no tengo ningún problema yo quiero llegar y viva, jóvenes que están en clases y sin dejar de mirar su móvil escriben otros descortesmente no miran a su facilitador, chicos que van caminando por una acera olvidando el espacio y los tiempos y después dicen que hay inseguridad, si la hay pero a esto se le suma IMPRUDENCIA DE LOS CIBERNÉTICOS, la adicción hoy de la BLACBERRYMANÍA Y TWITERMANÍA se suma a muchas otras: la ludopatía de máquinas y PC, la proliferación de juegos bélicos, etc, etc. Sujetos tan adictos a sus nuevos jugueticos cibernéticos que hoy reciben DEMANDAS MATRIMONIALES por desatención marital, y ya es un hecho el juego perverso de hacer el sexo virtual, me pregunto hasta dónde llegaremos con esta nueva adicción cibernética. Aclaro nuevamente no estoy en desacuerdo en la inserción de las nuevas tecnologías, estoy PREOCUPADA en la solitariedad en la cuál nos encontramos los que no dedicamos TANTO tiempo al usos de ellas. Ojalá y podamos establecer un HORARIO de uso y no tengamos que ser víctimas de la perversa adicción de las tecnologías. Ojalá y nos demos cuenta que los medios cibernéticos SON MEDIOS Y NO FINES EN SI MISMO, que son medios para actuar y no finalidades para convertirnos en los nuevos ROBOTS del siglo XXI.

Lic. Carol Camacho Medina