El blog de Carol Camacho

Cuando un blackberry vale más que una vida, frase lapidaria y vivencialmente realista  extraída del dolor de mi querido amigo y prof. Alberto Moreno a quién le arrebataron de su espacio afectivo a su sobrino Roberto por el robo de un miserable teléfono móvil.

Cuando uno se pone en los zapatos de miles de padres y madres que han perdido a un hijo por un estúpido artefacto de moda como es el blackberry, llega la reflexión sobre la inmundicia y la terrible bestialidad de la sociedad de hoy, hoy la vida no vale nada, asesinan despiadadamente por un par de gomas de marca, por un carro, por dinero y por cualquier objeto cuyo valor es miserable ante la vida humana. Qué está pasando en nuestra sociedad, dónde está la formación ciudadana de la familia en la preservación de valores morales y éticos, dónde está la escuela marcando huellas afectivas de valores que hagan inmune a la violencia a quienes han formado, he sido maestra por muchos años y mi mayor preocupación siempre fué modelar con ejemplos y vivencias sociales sobre el respeto y la tolerancia humana, creí siempre y aún lo creo que somos los pinceles y las manos que macillan los perfiles de nobleza y  bondad de aquellos que son puestos bajo nuestra responsabilidad.

Muchas veces ante un contenido programático curricular optaba por largas conversaciones afectivas sobre los valores de tolerancia, respeto, mansedumbre, misatropía y bondad que a mis niños carentes de todo les abonara el alma, y sé y estoy convencida que de miles muchos de ellos optaron por el mejor camino: el camino del bien humano. Algo está haciendo METÁSTASIS en nuestra sociedad, hay mucha miseria humana que está haciendo putrefacta la convivencia. No hay respeto por nada, la vida se desenvuelve cotidianamente sobre el egoísmo de quienes te rodean, y lo que es peor esta naciendo un conglomerado de jóvenes delincuentes que matan hasta por placer, ante una víctima inocente y temerosa, surge la bestialidad de quien cree tener el poder en una pistola. Los delincuentes de hoy no se inmutan ante un ruego o llanto de sus víctimas, al contrario se regodean criminalmente ante la violencia fisica atroz, la sociedad, las familias y hasta las escuelas están pariendo sujetos sin alma, algo está  deteriorando las bases socio-psicológicas de los jóvenes delincuentes, quizás el debate sobre las causas puede ser complejo y multifocal, pero yo creo particularmente que la raíz del problema es la Educación, qué estamos haciendo los educadores por modelar la paz interna de nuestros educandos?  qué están haciendo los grandes teóricos curriculares sobre las mallas que verdaderamente son pertinentes en la realidad de hoy ?  qué están haciendo millones de maestros en sus momentos de formación y reflexión con sus chicos ?  qué están haciendo los gobernantes por evitar los cinturones de miserias y limitaciones que permean en sus inquilinos la venganza hostil  de la miseria material, qué están haciendo nuestros sacerdotes y misioneros en la evangelización de vida?  qué estamos haciendo cada uno de nosotros por  reorientar las acciones humanas.  Cada día la sociedad opulente y pomposa que vemos en los medios de comunicación social, envuelve a millones de sujetos carentes de todo....sobre todo carentes de afectos y amor que los vincule al respeto por la vida. Hoy un blackberry, unas gomas de marcas, un auto, un reloj, una cadena y hasta la nada.....vale más que la vida. Estamos presos de nuestros miedos, estamos encarcelados ante la inmundicia y la bestialidad que está  formando la sociedad de consumo y la desvalorización de los principios humanos. O optamos por ser pinceles y formadores de hombres de bien, o la carroña de las carencias y los antivalores acabará paulatinamente con todos nosotros, es una batalla agresiva po los desencuentros humanos, es una guerra diaria que nos espera en alguna esquina para arrebatarnos la vida en un segundo de violencia. 

LIC. CAROL CAMACHO MEDINA